La mafia como método de control del PSOE siempre ha funcionado. Siempre tiene un agente: el grupo PRISA. Y el método es extorsionar a los cargos propios, se llame Borrell, se llame Nicolás Redondo Terreros o se llame Joan Pla. La mafia trabaja duro. No se dejen engañar. Una discusión interna sobre el asesino del Che Guevara no impide a la mafia funcionar como un reloj siempre que hace falta.
De Josep Borrell se insinuó que tenía unos amigos en Hacienda en Barcelona que eran corruptos. Años después, estos amigos fueron absueltos de los delitos. Pero Borrell, con una vida personal bastante truculenta, se tentó la ropa y enseguida supo quien manda. Se atuvo a las consecuencias. Se tiró por la ventana. No hubo huellas. Fríamente. Sin motivos personales.
De Nicolás Redondo Terreros se dijo que había tenido una reunión secreta con José María Aznar en la Moncloa. Las reuniones secretas, ya se sabe, lo mejor es hacerlas en La Moncloa. Porque ahí no se entera nadie de quién entra ni quién sale. Es igual, los borregos progres tragan todo lo que les diga el amo, y tragaron con eso. Nicolás Redondo se refugió en el ostracismo actual, esperando quizá mejores tiempos para la gente decente aunque sea de izquierdas.
Ahora se cae Joan Ignasi Pla. Tenía una factura impagada, de una reforma de su cocina. A la mafia le es igual, es una factura pagada por un constructor. Te marchas y no protestes. Si no, entraremos en tu vida personal. Todos tenemos cadáveres en el armario, ¿eh Joan?Encontraremos pornografía infantil en tu ordenador. Te encontraremos una reunión secreta con Carlos Fabra. Lo que haga falta. Tú te vas y aquí no ha pasado nada.
Ni una noticia más de Joan Ignasi Pla. ¿Qué se apuestan?
El Progre de la Semana 